Parteras indígenas: la clave contra la mortalidad materna en Honduras
Las parteras son personas de confianza para las mujeres que deciden dar a luz en sus casas por falta de recursos para acceder a un hospital o por tabús acerca del cuerpo. Atienden nacimientos sin formación reglada, pero en el club ‘Educando para salvar vidas’ están adquiriendo conocimientos médicos para prevenir partos de riesgo. En Honduras hay entre 120 y 140 muertes por cada 100.000 nacidos, según las Naciones Unidas.
“La embarazada se levantó de la camilla para ir al servicio y vi cómo un pie del bebé salía. El niño venía atravesado. La tumbé de nuevo, me unté la mano con aceite y tiré del otro pie, hasta que el cuerpo quedó fuera, pero la cabecita dentro. La mujer rogaba “¡sáquemelo, doña Felicita!”, pero si tiraba del niño, el cuellito se le partiría. Yo lloraba junto a ella, sabía que el niño iba a morir. Pero al final, de tanto hacerle masajitos en la barriga, el bebé salió vivo. Fue un milagro”.
Felicita Gonzales lleva más de 30 años ejerciendo como partera y su testimonio es sólo un ejemplo de los partos de riesgo que asisten mujeres como ella. Atienden más de la mitad de los nacimientos de la zona sin formación reglada, pero con la experiencia de los años y saberes ancestrales. Son personas de confianza para las mujeres de las comunidades, que deciden dar a luz en sus casas por falta de recursos para acceder a un hospital, por tabús acerca del cuerpo o por miedos fundados en chismes sobre los hospitales.
La Asociación Para el Desarrollo de Occidente (ASODOC) ha impulsado junto con la cooperativa COMIPRONIL el club Educando para salvar vidas con el objetivo de prevenir la mortalidad materna en la región de La Esperanza. Las parteras se reúnen mensualmente con enfermeras para intercambiar experiencias y recibir información sobre los signos de peligro en el embarazo y el puerperio, la importancia de la nutrición, la detección de plantas abortivas y la violencia de género. “Algunas personas piensan que queremos hacer desaparecer la figura de las parteras, pero es todo lo contrario, queremos trabajar junto a ellas para evitar más muertes” asegura Ricardo Fiallos, presidente de la asociación.
El rol de las parteras evoluciona así hacia un papel mediador entre las embarazadas y las instituciones sanitarias. Su deber es el de identificar los partos de riesgo e informar a las mujeres de la importancia de realizar controles pre y post natales, además de derivar los partos complicados al hospital o clínica materna más cercana. Días antes de dar a luz, las embarazadas tienen la opción de quedarse internas en el Hogar Materno junto con un acompañante. El objetivo es evitar que el mal estado de las carreteras impida su llegada a tiempo al hospital y fallezcan en el trayecto.
En los partos comunitarios es habitual sobar y cambiar de lugar con las manos a los niños transversos y presionar la barriga para que el bebé salga antes, lo que puede provocar asfixia con el cordón umbilical y desgarros, hemorragias e infecciones, principales causas de la mortalidad materno-infantil. “Tenemos que evolucionar junto a los nuevos conocimientos científicos, respetamos mucho sus costumbres, pero algunas son dañinas” aclara Núñez. Las parteras han acogido bien la iniciativa: “Me gusta intercambiar las visiones y experiencias, los jóvenes también pueden enseñarnos cosas ya que tienen estudios”, dice María Magdalena Rodrigues.
Tras asistir a las clases, las parteras reciben un carné abalado por la Secretaría de Salud y un kit especial para atender a mujeres embarazadas en caso de que fuera necesario. También se les proporcionan incentivos por cada mujer que lleven a un hospital. En los partos comunitarios las parteras no cobran por sus servicios, hay veces que reciben la voluntad, pero Rodrigues aclara que lo hacen por vocación.
La labor de las parteras es y sigue siendo la de acompañar a la mujer embarazada, brindarle seguridad, apoyo y cariño. Mientras más conocimientos médicos sobre prácticas adecuadas obtengan, más probabilidades tendrán de reducir la mortalidad materna.
Embarazos adolescentes
Una de cada cuatro adolescentes es madre en Honduras. Embarazos, todos ellos, que son considerados de alto riesgo. Según un estudio de la Fiscalía de la Niñez, el 50% de los embarazos adolescentes son fruto de una violación, en muchos casos por familiares o personas cercanas. La falta de planificación familiar y una escasa educación en salud sexual y reproductiva son otras de las causas.
Honduras es uno de los cuatro países del mundo donde el aborto está totalmente penalizado, lo que es una violación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Según investigaciones realizadas por el Centro de Derechos de la Mujer (CDM) hay hasta 82.000 abortos ilegales cada año. Dentro de este escenario, la mayoría de las mujeres que mueren por las condiciones en las que se practican los abortos clandestinos son de zonas rurales y sin acceso a la educación.
Tomado de http://www.publico.es/
Source: Septiembre 2016