Feministas indonesias abogan por aborto seguro
Organizaciones de defensa de los derechos femeninos que hacen campaña para ampliar el alcance del aborto en Indonesia exigen que se enmiende una ley de la era colonial
Organizaciones de defensa de los derechos femeninos que hacen campaña para ampliar el alcance del aborto en Indonesia exigen que se enmiende una ley de la era colonial que pone en riesgo a las mujeres más pobres.
Tini Hadad, secretaria general de la Asociación para la Salud de las Mujeres, dijo que Indonesia tiene una de las mayores proporciones de mortalidad del mundo por abortos inseguros.
«Esto se debe a que las leyes actuales son totalmente inadecuadas», explicó a IPS.
La Asociación es parte de la Red de Mujeres para un Programa de Legislación Nacional, que agrupa a unas 30 entidades feministas que desde 2005 abogan por mejores servicios de planificación familiar.
En 2003, una comisión legislativa presentó un proyecto para despenalizar el aborto, pero nunca se abrió paso en el parlamento.
Indonesia tiene la mayor población musulmana del mundo, y los líderes de esa comunidad se oponen rotundamente a toda legalización de la práctica, punto de vista que comparten algunas minorías religiosas, especialmente los cristianos.
Cuando se redactó el proyecto, altos representantes de las religiones islámica, cristiana, católica, hindú y budista –oficialmente reconocidas en el país– emitieron una inusual declaración conjunta de condena. Su oposición se mantiene hasta ahora.
Las leyes actuales son, en cierto modo, contradictorias. El Código Penal dice que toda interrupción forzosa de un embarazo constituye un delito penal. Los médicos a quienes se encuentra realizando abortos ilegales son sentenciados a hasta 15 años de prisión, mientras que la mujer puede ser condenada a cuatro.
Pero la Ley de Salud de 1992 parece permitir vagamente la práctica, declarando que «ciertos procedimientos médicos» pueden realizarse «para salvar a las embarazadas y a sus fetos».
Cada año, millones de mujeres indonesias quedan embarazadas sin desearlo. Muchas de ellas eligen poner fin a sus embarazos en secreto.
Según un estudio llevado a cabo en 2000 por el Centro para las Investigaciones sobre Salud de la Universidad de Indonesia, la cantidad de mujeres que se practican abortos ilegales puede alcanzar dos millones anuales. Otros informes estiman que ese número está más cerca de 2,5 millones.
Esta situación ha hecho florecer los abortos clandestinos, que castigan fuertemente a los sectores más pobres. Quienes los practican son parteras o médicos.
Se dice que el costo del procedimiento varía mucho, pero ronda entre 500.000 y 1,8 millones de rupias (entre 50 y 180 dólares), precio inaccesible para la mayoría de la población.
Cuarenta por ciento de los 240 millones de indonesios viven con menos de dos dólares por día, según el Banco Mundial.
Las mujeres pobres se ven obligadas a buscar la ayuda de médicos sin título o de curanderos tradicionales, cuyas prácticas son bastante peligrosas y han contribuido a que Indonesia tenga la mayor mortalidad de la región por causas vinculadas al embarazo.
Según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en el año 2000, 450 de las 100.000 mujeres indonesias fallecieron por causas relacionadas con el embarazo, en comparación con seis muertes en Singapur y 160 en Vietnam.
Organizaciones no gubernamentales indonesias creen que la proporción es aún mayor, dado que es posible que las muertes en islas más alejadas del archipiélago no se reporten o se reporten como originadas por causas diferentes a las reales.
Hadad, de la Asociación para la Salud de las Mujeres, afirma que entre 10 y 15 por ciento de todos los abortos inseguros conduzcan a complicaciones serias, entre ellas la muerte.
Señaló que se necesita un enfoque más exhaustivo para abordar la planificación familiar, que incluya criterios más amplios para permitir el aborto.
«No queremos que el aborto sea legal. Esto no es lo que pedimos. Queremos que se actualice la Ley de Salud, y que incluya un capítulo sobre aborto seguro. Las mujeres que se practican abortos deberían contar con ayuda psicológica, en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud», dijo Hadad.
El médico Firman Lubis, director de la Coalición para una Indonesia Saludable y profesor en la Universidad de Indonesia, coincidió en que la ley que ahora penaliza el aborto «data de tiempos coloniales y ciertamente necesita un cambio».
«El contexto indonesio actual es muy diferente al de la era holandesa», señaló a IPS.
Tampoco se debería limitar la realización de un aborto a condiciones «críticas» en materia de salud, y en cambio se debería incluir el estado físico de la madre, dijo.
«Por ejemplo, si la madre es demasiado mayor, o si tiene demasiados hijos, el aborto también debería considerarse», planteó Lubis.
Además, el aborto debe ser una posibilidad legal en casos de «fallas de métodos anticonceptivos y violaciones», agregó.
Lubis también exigió que el gobierno cree clínicas donde las mujeres puedan realizarse abortos seguros.
«Todos saben que una clase de ‘jamu’ (tradicional hierba medicinal de Indonesia) se usa para inducir abortos. Se vende en todo el país, y es inseguro Muchos casos demuestran que el jamu no conduce al aborto, sino que hace que el bebé nazca discapacitado», enfatizó.
Fuente: http://www.webislam.com
.
Source: Septiembre 2009