Ecuador: Actividad sexual empieza a edades más tempranas
En mayo se iniciará en los planteles del país la campaña sobre la planificación familiar.
Micaela, de 15 años de edad, en semanas venideras tendrá a su primera hija a quien le pondrá su mismo nombre.
La estudiantes del último año de educación básica -frente a la orientadora de su plantel que supervisa lo que la menor de edad dice- expresa que conoce bien la importancia de usar métodos anticonceptivos, pero que no los usaba por vergüenza.
“En una ocasión le pregunté a un médico si podría (facilitarme unos preservativos), pero me dijo que era muy niña y que para qué los quería. En una farmacia me pasó algo igual cuando quise comprarlos”, explica.
El embarazo de Micaela llegó tras el segundo encuentro sexual con su novio, de 16 años, quien además era su compañero en el colegio.
Micaela forma parte de las estadísticas del Ministerio de Salud (MSP), las cuales indican que las relaciones sexuales se inician a más temprana edad desde la última década.
Según las proyecciones de la cartera de Estado, antes los primeros contactos físicos eran a los 16 años; pero actualmente son a los 11 años.
Como consecuencia los embarazos aumentaron. En el año 2000, de acuerdo con las tendencias del MSP, hubo 1.000 adolescentes, de entre 10 y 14 años de edad, que estaban embarazadas; mientras que en el 2010 hubo 1.900 en estado de gestación.
Aquello significa que de cada cinco embarazadas o madres, una es adolescente.
Para Mónica Cañas, coordinadora general de la unidad ejecutora de maternidad gratuita del MSP, este es un tema de mucha preocupación para el Estado, ya que está vinculado a los altos índices de mortalidad materna. La funcionaria observa que el problema “también está relacionado con la pobreza y la falta de educación”.
Campaña
Desde mediados de 2010 el MSP desarrolla un programa de prevención de embarazos y planificación familiar orientado a la población en general.
Pero, desde mayo, se desarrollará con mayor énfasis en los establecimientos educativos. Para ello se destinarán $8 millones.
Cañas asegura que los establecimientos educativos también están involucrados en el proceso de formación sexual de los jóvenes.
La funcionaria agrega que pese a que la Ley de Educación General establece que se debe impartir educación sexual a los estudiantes, aquello no se cumple por completo.
Micaela, que no puede dar el nombre del plantel al que pretende regresar porque de lo contrario no le permitirían su acceso, asegura que en su horario de clases le enseñaban anatomía, en vez de sexualidad.
María del Carmen Rojas, trabajadora social del área de adolescentes de la maternidad Isidro Ayora de Quito, explica que para abordar el tema de planificación familiar y sexualidad con los adolescentes se debe tener mayor acercamiento para conocer sus dudas, temores y deseos.
En la actualidad, las cifras oficiales señalan que en el país la prevalencia del acceso a métodos anticonceptivos es del 73% en toda la población y en los adolescentes del 53%.
Rojas concluye que los jóvenes inician a más temprana edad las relaciones sexuales por los estímulos externos que reciben en su entorno, como problemas sociales (migración y divorcios) y porque los padres al trabajar los dejan mucho tiempo solos.
Para ella es fundamental que un adolescente nunca esté solo y trabaje junto a ellos en proyectos.
Según Patricio Jácome, gineco-obstetra, los adolescentes tampoco miden los riesgos en cuanto a la salud.
El funcionario explica que todo embarazo adolescente es de riesgo, debido a que el cuerpo aún no está preparado biológicamente para asumir la maternidad.
“Pueden presentarse cuadros de anemia, hipertensión, entre otras complicaciones”.
Estrategia
El programa que puso en marcha el MSP se basa en cuatro líneas de acción.
La primera se refiere al acceso y uso de anticonceptivos que será garantizado por el MSP.
“Queremos que en las unidades del Ministerio haya métodos modernos de entrega gratuita”, adelanta Cañas.
La segunda apunta a la educación sexual, que se basa en la toma de decisiones de manera autónoma, en base a sus proyectos de vida.
Como tercer punto está un cambio cultural en la mujer, a fin de que ella deje de ser la única responsable de los embarazos. La meta es que la pareja y los padres intervengan.
El cuarto punto es la participación social, es decir, desarrollar ferias de salud, capacitaciones y otros procesos de información.
Además, se trabajará con los adultos, pues, según datos ministeriales, el promedio de hijos por mujer en el país es de tres. En los quintiles más bajos es mayor a cinco.
María Augusta Sandoval
msandoval@telegrafo.com.ec
Reportera Sociedad
Fuente: http://www.eltelegrafo.com.ec/
Source: Marzo 2011