Aborto y bodas gay, las disonancias políticas afloran en el Estado de México
La campaña electoral en el Estado de México dejó ver aparentes contradicciones de los candidatos en asuntos como el aborto o el matrimonio homosexual, reflejo de un país donde la derecha y la izquierda a menudo se confunden al hablar de estos temas.
El próximo domingo se celebran los comicios en el estado más poblado del país, considerados un termómetro para las presidenciales de 2018.
La contienda se prevé reñida entre Alfredo del Mazo, del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Delfina Gómez, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
En medio de acusaciones de guerra sucia y corrupción, y promesas sobre seguridad y educación, los principales candidatos han opinado también de temas como el aborto, el matrimonio o la adopción homosexual.
Cuestionado sobre el aborto, Del Mazo respondió en una entrevista con un rotundo «estoy en favor de la vida», y se dijo en contra del matrimonio y la adopción homosexual, por ser partidario «de los derechos de la familia».
El candidato del PRI, partido que ha gobernado esta región desde 1929, se sumó así a otras voces dentro del PRI muy contrarias a ello, desmarcándose incluso de su propio primo lejano, el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Hace un año el mandatario impulsó una fallida reforma que buscaba que el matrimonio entre personas del mismo sexo se reconociera en la Carta Magna.
Aunque la maestra Delfina Gómez y su padre político, Andrés Manuel López Obrador, llaman a menudo al PRI «la mafia del poder», la realidad es que no difiere mucho de Del Mazo al hablar de estos temas.
Preguntada sobre el aborto en una entrevista, y tras meditarlo un rato para no «faltarle al respeto a nadie», se inclinó por «apostarle a la vida».
Justificó el aborto cuando la mujer violada o su vida está en riesgo, pero puntualizando: «Yo le apuesto a la vida, a que hay momentos en que el aborto se puede prevenir».
Sobre el matrimonio igualitario, afirmó que cada quien «era libre» de tomar una decisión, y sobre la adopción homosexual, se pronunció a favor de conocer las condiciones «en las que se encuentran los posibles padres».
Igual de evasivo fue el candidato del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Juan Zepeda, quien ante las tres preguntas -aborto, matrimonio y adopción homosexual- respondió con un tajante: «Estoy parado con lo que dice la Suprema Corte de Justicia» y apostó por respetar «los derechos fundamentales».
La Suprema Corte declaró inconstitucional en 2015 la negativa de ciertos estados a casar a parejas del mismo sexo. No obstante, el intrincado legal para hacer valer los derechos hace tirar la toalla a muchas parejas en el país.
Sobre el aborto, sucede algo parecido. El Código Penal Federal prevé que la mujer puede interrumpir el embarazo sin ser criminalizada cuando el embarazo es fruto de una violación o cuando está en peligro de muerte la mujer o el producto de la concepción.
Pero a excepción de la Ciudad de México, en el resto de estados existen legislaciones dispares que contemplan de dos a cinco supuestos para interrumpir el embarazo, y hay denuncias de discriminación y señalamientos a las mujeres que quieren abortar.
En este contexto, Josefina Vázquez Mota, candidata del Partido Acción Nacional (PAN) -el que se sitúa más a la derecha del espectro- afirmó que también respetará las decisiones tomadas por el Supremo.
La dos veces ministra y candidata presidencial fue, eso sí, la más contradictoria de todos: «La posición que siempre he tenido es pública, el derecho a la vida», pero a la vez planteó que jamás estará «del lado de la criminalización de las mujeres».
Posteriormente, firmó un documento en el que se comprometía a defender la vida humana «desde su concepción y hasta la muerte natural».
Sobre el matrimonio homosexual, aseveró que gobernará para todos y «sin distinción».
El conservadurismo -o la falta de apoyo explícito a ciertos derechos del todo establecidos en sociedades más desarrolladas- han caracterizado la contienda en el Estado de México, con 15,6 millones de habitantes y un censo cercano a los 11 millones de electores.
La estrategia y el rédito electoral mandan en esta batalla que puede marcar el rumbo del país en los próximos años.
Información tomada de https://www.terra.es
Source: Junio 2017