Como los cangrejos, México retrocede
Justina tenía siete hijos cuando se dio cuenta que estaba otra vez embarazada; el marido como siempre no quiso hacerse responsable, la culpaba a ella por “ese gran descuido”, no se acordaba que él mismo fue el que no “le permitió” operarse, ni la dejaba tomar anticonceptivos. En su desesperación, una mañana fue a ver a una comadrona quien le colocó una sonda para abortar. Por la tarde, empezó con una hemorragia que no le pudieron controlar, esa misma noche murió. Su hijo más pequeño apenas tenía 2 años. La hija mayor se quedó a cargo de todos sus hermanos. Años después ella también recurriría a un aborto, pero ya en otras condiciones: con un doctor quien en la clandestinidad se lo practicó. Su suerte fue otra, pero en un pueblo pequeño se le estigmatizó.
Ángeles es una mujer que no ha podido superar “el error de su vida”, como ella dice. Siempre deseó ser madre, pero un aborto mal practicado la condenó a la infertilidad. Se embarazó de un hombre casado que no asumió su responsabilidad, “era un asunto de ella”, como si él no hubiera cooperado.
Paloma cuenta que en la época en la que ella abortó, “te iba bien si tenías un conocido médico que pudiera ayudarte; no puedo hablar mal de mi experiencia, sólo que me costó mucho superarlo, aunque no lo logras del todo, porque siempre hay algo que te lo recuerda. Estoy bien, cuando decidí tener a mis hijos los tuve sin ningún problema. Siempre pensé y pienso en las pobres mujeres que no tienen posibilidades, las que con ganchos, con sondas, con pastillas vaginales tratan de abortar. O en aquellas mujeres que lo hacen en lugares insalubres”.
Para Laura fueron días muy tristes y angustiantes, una mujer no aborta porque desee hacerlo, es la última alternativa que tiene, cuando se te cierra el mundo, cuando es producto de una violación; cuando la pareja en la que confiabas te deja sola. Para mí fue muy fuerte, sin dinero, tuve que ver a una dizque doctora que sin anestesia, “me ayudó a abortar”.
Erika en contra de sus principios tuvo que recurrir a interrumpir su embarazo, su hija tenía cáncer; ella tenía que dedicarle el cien por ciento de su tiempo y su energía a su pequeña. No tuvo ningún contratiempo. La salud de su hija poco a poco se va recuperando.
Historias como las anteriores se repiten por todas partes, sin embargo, en México, la mayor parte de los abortos practicados son abortos inseguros que ponen en riesgo la vida y la salud de las mujeres. Esto se debe a las condiciones de clandestinidad en que tienen lugar como consecuencia de las leyes restrictivas que existen actualmente (GIRE).
Como los cangrejos, México retrocede en materia de aborto e interrupción legal del embarazo. Las legislaciones de diferentes estados de la República vulneran el derecho a decidir de las mujeres a una maternidad libre, voluntaria y elegida.
Al respecto la presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Rosaura Ruiz Gutiérrez, aseguró que resulta inadmisible que en nuestro país no se considere a la ciencia como un factor clave para el desarrollo nacional, y una de las evidencias irrefutables de ello es que en los inicios de la segunda década del siglo XXI se siga legislando con base en argumentos ajenos a la razón, sustentados en creencias religiosas. Con ello, se condena a México a seguir rezagándose con respecto al contexto mundial.
Al participar en la ceremonia de entrega del Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2009, que otorga el gobierno del estado de México a investigadores y tecnólogos, se congratuló de que el Congreso mexiquense no haya seguido el ejemplo de los 18 estados de la República que han aprobado legislaciones para penalizar el aborto.
Con este tipo de leyes, se convierte, contra toda lógica, en delincuentes a las mujeres que toman la decisión de interrumpir un embarazo por razones respetables y, en último caso, en uso de su legítimo derecho a decidir sobre cuestiones que atañen a su propio cuerpo y a su dignidad personal.
Indicó que las reformas señaladas, que definen equívocamente el concepto de persona como un conjunto de células, se han realizado de manera concertada y con inspiración expresa de líderes religiosos, con la participación instrumental de varios partidos políticos.
Además de que éstas representan un severo obstáculo para el avance de la investigación científica de vanguardia, en temas vitales como el de las células troncales, apuntó, se vulnera la laicidad consignada en nuestra Constitución desde las Leyes de Reforma como un valor supremo, un componente indisociable de la vida democrática, y una condición irrenunciable para el avance del país.
En este sentido, Rosaura Ruiz resaltó que el Estado laico es el único que garantiza al individuo y a las colectividades el poder de construir y vivir con plenitud su credo o sus propias concepciones del mundo, sin la constricción de leyes provenientes de una fe diversa, respaldadas por la fuerza pública del Estado.
Por ello, reiteró que la Academia Mexicana de Ciencias ha defendido, y seguirá defendiendo, el Estado laico, la primacía de la racionalidad, la democracia, la justicia y el bienestar social en la constante construcción de la normatividad jurídica, la ciencia como elemento indispensable para el bienestar humano y los derechos de las mujeres.
Al dirigirse a los investigadores reconocidos con el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2009, la presidenta de la AMC reconoció su invaluable aportación al saber, el cual contribuye a fomentar una cultura del desarrollo científico integral y equilibrado en cada una de sus facetas.
“Con su experiencia y su inteligencia, son ustedes quienes conducen el avance del conocimiento y de la tecnología en beneficio de nuestro país”, finalizó.
Con el Premio Estatal en Ciencia y Tecnología, el estado de México distingue a los investigadores y tecnólogos de instituciones de educación superior o centros de investigación, así como a empresas de esta entidad. El galardón se otorga cada año a través del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (COMECYT).
Los galardonados son, en la modalidad de ciencia: en el área de Ciencias Agropecuarias y Biotecnología, Leopoldo Fucikovsky Zak, del Colegio de Posgraduados y miembro de la AMC, y Alejandro Espinosa Calderón, investigador de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM.
En el área de Ciencias de la Salud, se premió a Nazario Pescador Salas, director de Estudios Avanzados de la Universidad Autónoma del Estado de México, mientras que en Ciencias Naturales y Exactas, el premio lo recibió María Teresa Olguín Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Nucleares y también integrante de la AMC.
Esta distinción se otorgó a Alfonso Xavier Iracheta Cenecorta, del Colegio Mexiquense A. C., en el área de Ciencias Sociales y Humanidades, y a los investigadores Cheikh Fall, de la UAEM, y Gustavo Alonso Vargas, del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares y miembro de la AMC, ambos en la categoría de Ingeniería y Tecnología.
En la modalidad Tecnología, se entregó el reconocimiento a la empresa Centros de Investigación en Polímeros, S.A. de C.V., que ha desarrollado productos novedosos, a la vez que mantiene una estrecha colaboración con centros de investigación nacionales y extranjeros.
http://asociacionportimujer.blogspot.com
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Source: Marzo 2010