El abuso de menores es un grave problema social en Paraguay
El caso de una niña embarazada de 10 años es reflejo del machismo cultural paraguayo y la benevolencia de las leyes para castigar la violación y el abuso de menores.
A esto se suman la falta de educación, el consumo excesivo de alcohol y el alto nivel de pobreza, dijo el martes a The Associated Press el fiscal Roberto Velázquez, especializado en delitos contra la autonomía sexual y personas indefensas.
Según «mi hipótesis como fiscal elaborada en base a las observaciones y experiencia, las violaciones ocurren con mayor frecuencia en la clase social baja con estos componentes: machismo recalcitrante, consumo excesivo de bebida alcohólica de parte del hombre, falta de educación y concubinos con cinco o seis hijos cohabitando, es decir, durmiendo todos en una misma habitación sin protección de la intimidad», explicó Velázquez.
A partir de la difusión del caso de la niña de 10 años embarazada de cinco meses, a quien la justicia le negó autorización para someterse a un aborto, el abuso de menores volvió a la primera plana y ha generado debates en diferentes sectores sobre sus causas y la posibilidad de autorizar los abortos terapéuticos. En Paraguay la interrupción del embarazo está prohibida, excepto cuando la vida de la madre corre peligro.
La Dirección de Estadísticas del Ministerio de Salud informó que en 2014 hubo 680 niñas de entre 10 y 14 años que tuvieron un bebé.
Karina Pérez, directora de psicología de la unidad Victimología de la Fiscalía General, explicó que «anualmente atendemos unos 4.000 casos de violencia contra mujeres y el 50% corresponde a abuso sexual de menores de 14 años de edad».
Para el fiscal Velázquez el machismo aún rige buena parte de la sociedad paraguaya «porque una mamá adulta fue educada en un hogar machista creyendo que el hombre es un ser superior y la mujer una cosa. Entonces, cuando ocurre un presunto hecho punible contra menores, si el padre es el supuesto autor tras la denuncia la anula y perdona al agresor».
En la misma línea opinó la activista social Angelina Barrientos, de la organización no gubernamental Coordinadora de Organizaciones Campesinas e Indígenas, para quien el machismo «es una realidad en todo el Paraguay, no hay motivos para negarlo, pero es una costumbre contra la que luchamos «.
En diálogo con AP agregó que «el abuso sexual contra niñas es una práctica criminal que no siempre se denuncia porque las menores o sus madres tienen miedo de que el autor les haga un daño mayor, tal vez matarlas».
El abogado penalista Víctor Melgarejo agregó otra causa al alto nivel de abusos de menores. «El código penal es muy benévolo con los violadores de menores, estableciendo pena carcelaria de tres a 15 años», dijo a AP.
Añadió que «lo ideal sería que toda violación directamente pase a tipificarse como crimen porque diciendo que las penas van desde tres años nos enfrentamos a la posibilidad de que un juez la considere solamente delito con pena no mayor a cinco años de penitenciaría».
Source: Mayo 2015