“La perspectiva de derechos sexuales y reproductivos nos obliga a una relectura de los derechos humanos a nivel regional”
Ana Cristina González Vélez llegó a Lima desde Colombia para participar de la IV Conferencia Regional CLACAI, reafirmando el legado de Cairo, Aborto Legal y Seguro.
Ella integra la Articulación Feminista Marcosur y nos ofrece su mirada desde el proceso regional.
-¿De qué manera los derechos sexuales y reproductivos nos obligan a repensar o releer el marco general de los derechos humanos?
-Todos los elementos que tienen que ver con la sexualidad y la reproducción interpelan el marco general de los derechos humanos. Esta una discusión en la que hemos venido trabajando desde hace mucho tiempo, pero que es importante abordarla en una conferencia tan importante como CLACAI. Por ejemplo, el derecho a la vida, entendido desde una mirada convencional, no incorpora necesariamente que hay que proteger la vida de la mujer y no ponerla en riesgo cuando se trata, por ejemplo, de un aborto inseguro.
-Otro punto de vista de los mismos derechos…
– Los derechos sexuales y reproductivos dotan de un sentido particular al marco general de derechos humanos. En ese sentido, por ejemplo, el derecho a la vida incorpora la posibilidad de que las mujeres no se mueren por un aborto inseguro, el derecho a la información implica que las mujeres tengan información clara, veraz y no sesgada, el derecho a la autonomía quiere decir que las mujeres son dueñas de sus propios cuerpos.
-¿Qué implicancia tiene en este contexto el proceso de Cairo más 20?
-La agenda del Cairo, que incorpora un tema tan importante como el de los derechos sexuales y reproductivos, hace veinte años marcó un cambio en el paradigma. De las políticas de demografía y población a los derechos que tienen que ver con sexualidad y reproducción. Esto sería más una agenda de desarrollo, mientras que el marco internacional de los derechos humanos son un conjunto de tratados que nuestros gobiernos se han comprometido y frente a los que tienen obligaciones específicas. Lo que decimos es que, 20 años después, aquello que está contenido en la agenda de Cairo es necesario que nuestros gobiernos lo cumplan como una forma de asegurar el cumplimiento de los derechos humanos. No se puede entender como una agenda aislada.
-¿Y cómo avanza esta nueva perspectiva en el marco universal de derechos humanos?
Los órganos internacionales de monitoreo de derechos humanos han puesto de manifiesto el hecho de que no se penalice el aborto, que la penalización absoluta viola los derechos humanos de las mujeres. Todas estas son disputas que ya están ganadas en el marco internacional y, por consiguiente, deben ser incorporadas en la agenda universal de derechos humanos.
-¿A qué atribuye el hecho de que en algunos países se avance más en ese sentido, por ejemplo en temas de aborto, como en el caso de Uruguay, y en otros todavía no se hayan incorporado estos temas?
Lo que pasó en Uruguay ha sido el resultado de un proceso de alta movilización social, con cambio cultural, con creación de conciencia en una sociedad que le dice también a sus políticos: “ustedes nos representan a nosotros. Esta sociedad ha cambiado y tiene la concepción de que a las mujeres no se les lleva a la cárcel por hacerse un aborto”. Entonces, hay como una pugna entre ese cambio cultural y la necesidad de verlo reflejado en la legislación.
-¿No existen muchas vertientes políticas que tengan esta nueva mirada o la voluntad de asumir el cambio cultural?
Lo que pasa en nuestra región es que incluso muchos gobiernos de izquierda están permeados por posturas de orden religioso personales que nuestros gobernantes pretenden extender a la política pública y a las legislaciones. Pero también son posturas patriarcales, donde para los hombres es muy importante seguir manteniendo el control sobre los cuerpos de las mujeres. Ni siquiera en las izquierdas, por lo que hay son posturas religiosas personales.
-¿Tienes algún ejemplo de país en que las propias izquierdas estén ‘petardeando’ el avance en temas de derechos sexuales y reproductivos?
-Nicaragua. No solamente no avanzó sino que retrocedió a uno de los peores niveles como es la penalización absoluta del aborto terapéutico, para salvar la vida de una mujer. Es decir, en Nicaragua lo que hay es que si una mujer aborta vaya a la cárcel. O El Salvador, donde tenemos 17 mujeres presas por haber abortado. También Honduras, Chile, por ejemplo.
-¿Cuál es su balance sobre esta edición de la conferencia CLACAI?
-Me parece que hay varias cosas fundamentales. Primero, que se congrega a actores de diversas trayectorias y experiencias, investigadores, activistas, que estamos acá para pensar y analizar el concepto regional y pensar estrategias. Los procesos cambian, son variables y es importante compartir, dar a conocer aquello que funciona o que no funciona para a partir de allí poder pensar en el futuro.
Entrevista: Cynthia Campos, periodista (Perú)
Source: Septiembre 2014