Te lo firmo, ¿y te lo cumplo?
México asumió la presidencia de la mesa directiva de la Conferencia Regional de Población y Desarrollo en la reunión que culminó el pasado 9 de octubre, la cual fue inaugurada por el presidente Enrique Peña Nieto bajo el título Las dinámicas de población como eje del desarrollo sostenible: la implementación del Consenso de Montevideo para la superación de las desigualdades en el marco de los derechos humanos.
El compromiso es serio. Como señaló la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena: para enfrentar la desigualdad es necesario igualar para crecer y crecer para igualar, se requiere una nueva ecuación Estado-mercado-sociedad, que cree vínculos virtuosos entre las instituciones y los agentes públicos y privados. La política fiscal tendría que jugar un rol redistributivo y, además, hay que trabajar por la autonomía económica de las mujeres, ya que es una de las herramientas principales para combatir la desigualdad.
Poco más de 8 por ciento de la población mundial vive en América Latina y el Caribe, la cual pasará de 635 millones en la actualidad a 793 millones en 2061, cuando se espera que la población de 65 años y más haya superado a la de menores de 20 años, explicó Dirk Jaspers, director del Celade-División de Población. Estos cambios en la estructura etaria tienen implicaciones específicas en las áreas de educación, salud y pensiones. La mortalidad infantil ha descendido en dos tercios y la esperanza de vida se ha incrementado, pero hay brechas tanto por nivel socioeconómico como por grupos étnicos, entre grupos indígenas y de afrodescendientes las tasas son desfavorables.
Respecto de la migración, se estima que en 2010 unos 28.5 millones de latinoamericanos y caribeños vivían fuera de sus países de origen. El desarrollo es insostenible si no incorpora lo territorial y lo social como temas articulados que se entrelazan necesariamente formando un dinámico entorno socio territorial.
En materia de fecundidad ha ocurrido una disminución, la mayoría de países registraba en los años 50 y 60 tasas cercanas a siete hijos por mujer, pero en la actualidad se tienen alrededor de 2.5 hijos y hay países que han caído por debajo de la tasa de remplazo. Pese a ello, la región sigue mostrando elevados niveles de mortalidad materna y de fecundidad adolescente. Lo que más preocupa es que no hay una tendencia descendente. En la región se registran 75.5 nacidos vivos de madres de 15 a 19 años de edad por cada mil mujeres de esa franja etaria. La maternidad adolescente y el trabajo doméstico y de cuidados conspiran contra el progreso de las mujeres, impiden que sean reales protagonistas del proceso de desarrollo sostenible con igualdad. El acceso a iguales oportunidades de desarrollo y el pleno ejercicio de sus derechos es una precondición para el logro de la igualdad y de la autonomía física, económica y en la toma de decisiones de las mujeres, así como para el quiebre de las cadenas de reproducción intergeneracional de la pobreza y la exclusión. En promedio, las adolescentes de entre 12 y 18 años dedican 18.4 horas semanales al trabajo doméstico, 13 por ciento no asiste a un centro educativo por los quehaceres domésticos y la maternidad.
De ahí la importancia que cobran los derechos sexuales y reproductivos para el crecimiento de la región, aspectos que están muy bien articulados en esta agenda. Las organizaciones de la sociedad presentaron la Declaración Política del Foro Social, en la cual llaman la atención sobre los compromisos de Estado: los derechos territoriales para pueblos indígenas y los derechos humanos de las personas migrantes, el reconocimiento de las y los jóvenes como sujetos de derecho y como actores del desarrollo con participación ciudadana, el compromiso para revisar la legislación vigente sobre el aborto para salvaguardar la vida, la salud y la autonomía de las mujeres. Por primera vez se reconocieron y se llamó a respetar los derechos sexuales de las personas, incluida la posibilidad de vivir con libertad su orientación sexual y su identidad de género: 38 países ratificaron el carácter laico de los estados, como requisito indispensable para la democracia y el ejercicio pleno de los derechos de todas las personas. ¡Queremos que el futuro empiece ya! porque los derechos sexuales y los reproductivos siguen sojuzgados. Las mujeres siguen siendo violentadas por el ejercicio de su sexualidad, siguen enfermando y muriendo a causa de los abortos clandestinos e inseguros, las que viven con VIH y las indígenas siguen siendo esterilizadas en contra de su voluntad. No se ha garantizado el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva ni a la educación integral de la sexualidad. La organización social de los cuidados sigue basándose en la sobrecarga de trabajo de las mujeres y niñas y no es considerada ni en los análisis ni en las políticas macroeconómicas. Hay países en los que se criminaliza la defensa de los derechos humanos y la protesta social. América Latina está indignada por los femicidios/feminicidios y por las miles de desapariciones forzadas, incluida la de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. ¡Exigimos verdad y justicia!
Los países acordaron definir líneas de acción, metas, plazos, indicadores e informes nacionales que serán presentados y revisados en la próxima conferencia regional. Que esta conferencia no se convierta en una de esas promesas que fueron Te lo firmo y te lo cumplo, dependerá de la institucionalización de mecanismos para la rendición de cuentas, de la exigencia de la ciudadanía y de la sociedad organizada, pero especialmente de que los gobiernos tomen con seriedad la gravedad de las situaciones que rodean a nuestra población.
Twitter: @Gabrielarodr108
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Tomado de http://www.jornada.unam.mx/
Source: Octubre 2015